Hemos normalizado el cansancio durante el día, con la afirmación que hace parte del mundo moderno y nos llenamos de excusas que nos alejan de nuestra mejor versión. La buena noticia es que hoy mismo puedes empezar a implementar prácticas diarias en tu vida y conectarte con tu cuerpo y lo que le nutre para ganar energía y vitalidad. ¡Nunca es tarde para empezar!
Desde mi trabajo como Health Coach, es común encontrarme con mujeres con niveles de energía de 4 o inferiores en una escala de 1 a 10. A pesar de llevar vidas activas y exitosas, muchas veces sienten que el cuerpo no les da para más y aun así siguen dando el 200% ignorando lo que el organismo les está alertando. Lo que mejor funcionaría en esos casos es hacer una revisión de la situación, retirar posibles agentes causantes, reparar el organismo y reiniciar con nuevos hábitos. Para mejorar la calidad de vida, es fundamental cambiar el enfoque hacia hábitos y prácticas que apoyen el equilibrio del cuerpo y la mente. Algunos pasos importantes a seguir son:
1. Escucha tu cuerpo: Presta atención a las señales que te envía el cuerpo y aborda cualquier malestar o desequilibrio en lugar de ignorarlo o calmarlo con medicamento. Recuerdo cuando sufría de un malestar permanente en el área del esófago al punto de ya estar tomando antiácidos con frecuencia y de llegar a considerar hacerme una endoscopia para ver que era lo que tenía. Antes de programar la endoscopia, decidí emprender una dieta de eliminación, la cual me permitió identificar claramente que el maíz y los aceites vegetales eran los causantes de la inflamación. La noticia fue desalentadora en vista que iba a tener que limitar al máximo el consumo de "las tortillas" que tanto me gustaban y de las frituras, pero a cambio logré liberarme de un malestar que me afectaba mi salud y bienestar. Es increíble ver como un pequeño cambio podría llegar a ayudarte a identificar las causas subyacentes de un malestar que ya hace parte de tu vida.
2. Aliméntate de manera consciente: Los alimentos que contienen mucho azúcar y/o grasas poco saludables (piensa en alimentos superprocesados y alimentos fritos) al igual que las dietas ricas en carbohidratos, granos y cereales, encabezan la lista de los alimentos pro-inflamatorios que te dan energía por un corto plazo y de forma poco eficiente. Opta por una dieta equilibrada, rica en alimentos frescos, naturales y nutritivos. Incorpora proteína animal (pescados, mariscos, carne roja, carne blanca, huevos), añade grasas saludables (mantequilla, ghee, aceite de coco, aceite de oliva), incluye derivados de la leche con su grasa (quesos, yogur sin azúcar, mantequilla, nata), come verduras y frutas de temporada. Este tipo de alimentación puede ser de gran ayuda para que le des a tu cuerpo lo que necesita para funcionar durante el día y que realmente te nutra.
3. Gestiona el estrés: El estrés crónico causa un aumento de hormonas (como el cortisol y la adrenalina) que provocan directamente un desgaste de energía. Por ejemplo, si tienes un trastorno autoinmune en la piel, como psoriasis o acné, probablemente has visto este fenómeno en ti misma, cuando después de unos días de mucho estrés el brote se vuelve mas marcado. Busca técnicas para manejar el estrés y fomentar el equilibrio mental y emocional. La meditación, el yoga, el tiempo al aire libre y la práctica de la gratitud son solo algunas opciones que pueden ayudar a reducir el estrés y a energizarte.
4. Mantente activa: El ejercicio tiene grandes beneficios para el cuerpo, entre ellos la salud de tu intestino. Encuentra una actividad que te guste y te motive a moverte. No es necesario correr maratones todo el tiempo, jugar al tenis por horas ni hacer tres clases de spinning para ganar energía. ¡Al contrario! El exceso de ejercicio cardiovascular genera estrés al cuerpo, la imposibilidad de quemar grasa y un desgaste energético inmenso, por lo que te recomiendo que, de practicarlo, lo hagas de manera moderada, esporádica y lo complementes con ejercicios de fuerza y estiramiento 3 a 5 veces por semana. Sí, no te gusta hacer ejercicio y apenas vas a crear el hábito, escoge una actividad que puedas hacer durante cinco minutos al día. La semana siguiente, hazlo durante siete minutos y así sucesivamente.
5. Descansa: Priorizar el sueño de calidad es esencial para la recuperación del cuerpo. Establece una rutina de sueño regular y crea un ambiente propicio para descansar, puede marcar una gran diferencia en la salud general. Esto implica que saques de tu dormitorio los aparatos electrónicos y limites la luz artificial en la noche. Considero que cuando se le da tiempo al cuerpo para descansar y se disminuye el estrés es más fácil tomar decisiones sensatas con respecto a tu alimentación, a mantenerte activa al día siguiente sin tener la necesidad de depender del azúcar, carbohidratos, del café o estimulantes para "sobrevivir".
6. Conéctate con la naturaleza: Pasa tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza lo que más puedas, ya que puede tener efectos positivos en el bienestar físico y emocional, ayudando a mejorar tu estado de ánimo. El sol es tu mejor aliado como fuente de vitamina D, absorción de calcio y generador de la melatonina que usará tu cuerpo en la noche. Así mismo, conectarte con la tierra al caminar descalza sobre la grama, hacer jardinería o comer al aire libre son algunas actividades que puedes empezar a hacer en el día.
Empieza por escuchar tu cuerpo y a hacerle caso a las señales que te manda. El empoderamiento a través de la información y la toma de decisiones conscientes respecto a tu salud te permitirá vivir una vida más plena y en armonía con tu cuerpo y mente. Así que, ¡comienza hoy mismo a implementar prácticas diarias que te ayuden a recuperar tu energía y vitalidad! Tu cuerpo te lo agradecerá y serás aún más productiva.
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"La información proporcionada tiene únicamente fines educativos e informativos, y se pone a su disposición como herramientas de autoayuda para su propio uso; no pretende sustituir el consejo, diagnóstico o tratamiento médico profesional. Consulte siempre con un profesional de la salud".
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